Siempre quise creer en la magia,
sin embargo esta no reside en los golpes, en las palabras fuera de tono que
sólo persiguen hacer mella en tu pecho para no volver a salir y dejarte con una
cicatriz permanente. Las sonrisas son sólo para aquellos que pueden
permitírselas, ese sonido nunca me estuvo destinado. Crecí con el miedo al
ruido, después de todo oír sus pasos acercándose suponía sufrir, muy pronto
aprendí que solo en el silencio estaba a salvo. Después de todo, la soledad es
una buena compañera de viaje cuando todos los que te rodean buscan verte
enterrado en el fango. Dicen que la fantasía reside en la infancia, si es así a
mí me la robaron. Lo único que me queda son los trucos, la magia me devuelve a
ese pequeño yo que permaneció enterrado, al que asesinaron cuando deberían
haberlo ayudado a florecer. La vida nunca fue fácil en ese entonces, siento
como un deber disfrutarla ahora. No
puedo devolverme el tiempo perdido pero sí disfrutarlo al máximo, cada vez que
subo a un escenario y veo la admiración en sus rostros una sensación de placer
me embarga, hubo un tiempo en el que viví alejado de las cosas bellas, ahora la
fantasía me rodea. No pude ser un niño en mi infancia, pero siento que ahora
ese niño vive en mí.
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