Todos
deberíamos hablar de vez en cuando con nosotros mismos,
después de
todo, nadie nos conoce mejor.
Querida yo, ha pasado mucho
tiempo o
no, ya no lo sé. Después de todo, las cosas han cambiado tan poco que no
he sido consciente del paso de los años.
Lamento tener que decirte esto,
pero no maduré tanto como deseabas.
Puede que por eso no me haya parado a pensar en ti, ya que aún sigo tratando de
buscar la diferencia entre lo que sentiste y lo que siento o lo que fuiste
comparado con lo que soy.
Siendo sincera me alegro de que
no puedas verme en este momento, porque es muy probable que te sintieras
decepcionada y ya tengo bastante con las miradas de reproche que me devuelve
el espejo.
Querida yo, las cosas no son como
parecen, tampoco resultan tan sencillas como imaginaste. Por eso seguimos
atascadas donde decidiste dejarlo, sin poder madurar, pero tampoco volver
atrás. Mi mayor miedo es que, a veces pienso que no seremos capaces de salir
nunca de aquí. ¿Y si no soy lo suficientemente fuerte?
Querida yo, recuerdo cuando
creías que la adolescencia iba a ser él peor momento de nuestras vidas y solo esperabas a hacerte mayor. Estabas tan
equivocada, crecer es una trampa. Créeme, ahora mismo daría cualquier cosa por
volver atrás y sólo ser esa niña que no se preocupaba por nada, por desgracia
hace años que perdí ese derecho. Todo sería mucho más fácil si pudiésemos
regresar a ese tiempo, lejos de todas las responsabilidades, lejos de la vida…
Querida yo, me pesan los años. No
sabes cómo te envidio, tu situación, tu juventud, tu inocencia…. Envidio
incluso tus problemas. Qué grandes nos parecieron en aquel entonces y que
pequeños resultan ahora que soy capaz de verlos desde fuera. ¿Crees que en unos
años mis problemas también me parecerán pequeños? Supongo que nunca lo sabré.
Querida yo, ojalá el tiempo
pasara más despacio. Así podríamos haber disfrutado más de las cosas, es posible
que así hubiésemos podido aprender poco
a poco y no a golpes. ¿Por qué queríamos crecer? ¿Lo recuerdas? Nos veíamos
infelices, pero míranos ahora.
Querida yo, te echo de menos.
Desearía que volvieras, para que con tu punto de vista bañado por la juventud, me ayudases a decidir qué pasos seguir ahora.
Querida yo, he de despedirme por
ahora. Prometo escribir de nuevo pronto. La próxima vez espero poder decirte
que la mujer que nos mira desde el espejo, se encuentra orgullosa de nosotras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario