12 mar 2016

A mi yo del pasado:

Todos deberíamos hablar de vez en cuando con nosotros mismos,
después de todo, nadie nos conoce mejor.


Querida yo, ha pasado mucho tiempo  o  no, ya no lo sé. Después de todo, las cosas han cambiado tan poco que no he sido consciente del paso de los años.
Lamento tener que decirte esto, pero no maduré tanto como  deseabas. Puede que por eso no me haya parado a pensar en ti, ya que aún sigo tratando de buscar la diferencia entre lo que sentiste y lo que siento o lo que fuiste comparado con lo que soy.
Siendo sincera me alegro de que no puedas verme en este momento, porque es muy probable que te sintieras decepcionada y ya tengo bastante con las miradas de reproche que me devuelve el espejo.
Querida yo, las cosas no son como parecen, tampoco resultan tan sencillas como imaginaste. Por eso seguimos atascadas donde decidiste dejarlo, sin poder madurar, pero tampoco volver atrás. Mi mayor miedo es que, a veces pienso que no seremos capaces de salir nunca de aquí. ¿Y si no soy lo suficientemente fuerte?
Querida yo, recuerdo cuando creías que la adolescencia iba a ser él peor momento de nuestras vidas  y solo esperabas a hacerte mayor. Estabas tan equivocada, crecer es una trampa. Créeme, ahora mismo daría cualquier cosa por volver atrás y sólo ser esa niña que no se preocupaba por nada, por desgracia hace años que perdí ese derecho. Todo sería mucho más fácil si pudiésemos regresar a ese tiempo, lejos de todas las responsabilidades, lejos de la vida…
Querida yo, me pesan los años. No sabes cómo te envidio, tu situación, tu juventud, tu inocencia…. Envidio incluso tus problemas. Qué grandes nos parecieron en aquel entonces y que pequeños resultan ahora que soy capaz de verlos desde fuera. ¿Crees que en unos años mis problemas también me parecerán pequeños? Supongo que nunca lo sabré.
Querida yo, ojalá el tiempo pasara más despacio. Así podríamos haber disfrutado más de las cosas, es posible que así hubiésemos  podido aprender poco a poco y no a golpes. ¿Por qué queríamos crecer? ¿Lo recuerdas? Nos veíamos infelices, pero míranos ahora. 
Querida yo, te echo de menos. Desearía que volvieras, para que con tu punto de vista bañado por la juventud,  me ayudases a decidir qué pasos seguir ahora.
Querida yo, he de despedirme por ahora. Prometo escribir de nuevo pronto. La próxima vez espero poder decirte que la mujer que nos mira desde el espejo, se encuentra orgullosa de nosotras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario