19 mar 2016

¿Quién es Jason Sanders?

Bip…bip…bip… el sonido no dejaba de molestarle, pero, ¿de dónde venía? Sabía que no podía ser su despertador, ya que conocía perfectamente la voz que le atormentaba cada mañana: Bon Jovi y su famoso It´s my life. Trató de mover el brazo para acabar con el sonido, pero su cuerpo no le respondía. Cuando dejó de centrarse en el ruido, comenzó a notar el dolor que le recorría desde el brazo derecho hasta el costado. Aunque lo peor era el constante martilleo en su cabeza. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no podía abrir los ojos? ¿Qué significaba toda esa oscuridad?
Mientras se encontraba perdida en sus pensamientos, escuchó unas voces lejanas. No podía identificar ninguna de ellas y tampoco entendía qué trataban de decir, por mucho que se esforzaba en comprenderlo. De repente, el dolor tomó el control de sus pensamientos y fue apagando su mente; lo último que detectó fue ese fastidioso bip…bip….

Unos días más tarde:
—Vaya, has despertado. Iré a informar al doctor.
Esas fueron las primeras palabras que escuchó cuando por fin logró abrir los ojos, que se estremecieron al recibir la luz. Una vez que fue capaz de ver con claridad, observó la habitación en la que se encontraba. Las paredes blancas y todos los aparatos médicos le decían que no estaba en su habitación, pero, ¿cómo había llegado allí? Seguía preguntándose qué podía haberle ocurrido, cuando la joven que había hablado antes entró seguida de un hombre mayor ataviado con una bata blanca.
—Buenos días, señora. Soy el doctor Ross, lamento informarle de que lleva nueve días en coma. Cuando llegó aquí había sufrido un fuerte golpe en la cabeza y tenía un brazo roto. Tengo que descartar cualquier lesión cerebral, así que ¿podría responderme a algunas preguntas?
Sin darle tiempo a asentir, preguntó:
— ¿Cómo se llama?
Cómo… La voz del doctor empezó a entremezclarse, hasta que de repente ya no era él quien le hablaba…

—Oye muñeca, ¿cómo te llamas?
Jamás olvidaré el día que lo conocí, nunca pensé que alguien como él se dirigiría a una chica como yo. Sin embargo ahí estaba, Jason Sanders, el futuro heredero del imperio inmobiliario Sanders, cortándome el paso y llamándome nada menos que muñeca. Por unos instantes sus palabras me hicieron perder la cabeza, pero rápidamente me recuperé  y, enarcando una ceja, dije:
—¿Muñeca? ¿Acaso tengo pinta de Barbie? —Levantando sus manos, le impedí contestar— No es necesario que respondas a eso, pero dime ¿Con ese tipo de líneas consigues ligar?

—¿Señora? ¿Está usted bien? ¿Podría decirme su nombre?
¿Qué le había pasado? ¿Por qué recordaba su época universitaria? Tratando de tranquilizarse, miró al doctor y aclarándose la garganta respondió:
—Katherine James.
—Muy bien, señora James. ¿Puede decirme su fecha de nacimiento? ¿Y en qué año nos encontramos?
—14 de diciembre de 1989 y estamos en el año 2016.
El hombre asintió mientras apuntaba algo en una libreta.
—Parece que se encuentra bien, por ello, creo que está capacitada para responder algunas  preguntas a los agentes que se encuentran fuera. Llevan un tiempo esperando a que usted despierte.
¿Agentes? ¿Qué ocurría? Cuando el doctor terminó de hablar abrió de nuevo la puerta y tras dejar salir a la enfermera, permitió pasar a dos hombres en su habitación justo antes de marcharse y cerrar la puerta tras él. Los hombres eran gigantes y la pequeña estancia en la que se encontraba solo servía para aumentar su tamaño. Ambos parecían amenazantes y no habían parado de observarla desde que entraron. Sus miradas le intimidaron, pues parecía que podían ver su alma desde donde se encontraba postrada. Un miedo irracional le recorrió el cuerpo, el mayor de los hombres escogió ese momento para comenzar a hablar:
—Señora James, soy el agente Davis y este es mi compañero, el agente Fox—le informó mientras asentía en dirección al hombre que se encontraba a su derecha—  Necesitamos hacerle unas preguntas, ya que algunos de los elementos que rodearon su incidente, no quedan del todo claros. ¿A dónde se dirigía la mañana del 16 de marzo? ¿Recuerda lo que causó el accidente?
Trataba de concentrarse en la pregunta del agente Davis, pero de nuevo su voz atravesó sus pensamientos…

—Escúchame atentamente Kath, lo que le sucedió a mi abuelo no fue un accidente. Mi padre ordenó que lo matarán para hacerse con el control de su negocio, pero no esperó que él me lo dejase todo a mí. Ahora soy la única pieza del puzle que no encaja para poder conseguir todo aquello que planeó, necesito huir hasta que pueda probar el asesinato de mi abuelo. No estaré a salvo hasta entonces y te pido que vengas conmigo —Sostuvo mis manos mientras me observaba con esos grandes ojos verdes que habían conseguido cautivarme hacia tanto tiempo. Jamás pensé que el día que decidí casarme con Jason Sanders, sería el mismo que le pondría precio a mi vida—. Él sabe que no puedo vivir sin ti, así que si desaparezco te dañará para encontrarme. Sin embargo, no puedes irte sin más, nadie puede sospechar que sabemos la verdad y mucho menos que tratamos de huir.
Lo miré asustada a pesar de la determinación férrea que sentía, después de todo, si de mí dependía nadie dañaría a Jason. Siempre sospeché del señor Sanders, sobre todo después de que él trató de evitar nuestro matrimonio. Jamás me dio buena espina. Tras sus ojos se escondían demasiados demonios, por lo que la historia del asesinato no me sorprendió tanto como debería. A pesar de todo, no pude evitar la lágrima que se deslizó por mi mejilla al pensar en el abuelo. Nunca tuve la oportunidad de conocer a los míos, así que Gregory Sanders se había convertido en el abuelo que nunca tuve. No me imagino cómo alguien podría hacerle daño.
—De acuerdo, haré lo que me digas. ¿Cuál es el plan?
—Hoy partiré y buscaré un lugar seguro, a los demás les diremos que me he ido a un viaje de negocios. Exactamente en una semana, te esperaré en el motel de la calle Berwick en un Ford negro. Trata de ir almacenando cosas, pero procura que nadie note nada, ni siquiera Lucy. No sería la primera vez que mi padre soborna al servicio para conseguir información.

Se llevó una mano a la cabeza tratando de fingir que el dolor era el que retrasaba sus respuestas, no podría precisar el motivo, pero desconfiaba de los guardias.
—Lo siento agentes, pero no puedo ayudarlos. No me acuerdo de hacia dónde me dirigía. Supongo que iría de compras, es algo que suelo hacer mucho los sábados. Lo único que recuerdo del accidente, es que, antes del golpe, observé como una gran furgoneta se dirigía en mi dirección. Traté de esquivarla, pero la colisión fue inevitable. Después de eso, nada.
El agente Davis le puso mala cara y se acercó a la cama tratando de intimidarla.
—De acuerdo, señora James. No piense que no creo en su palabra, pero le recuerdo que mentir a un agente es un delito grave. De todas formas parece cansada, así que sólo le haremos una pregunta más: ¿Sabe dónde podemos encontrar al señor Jason Sanders?
Todo pareció volverse oscuro y después, apareció el dolor…

—¡Oh, dios mío, menos mal que te he encontrado! ¡Katherine! Tranquila, ya estoy aquí, no te muevas, todo va a salir bien. Sabía que te había pasado algo cuando no apareciste a la hora acordada, tú siempre eres puntual. Tranquila nena, voy a arreglarlo, vas a ponerte bien.
Recuerdo escuchar su voz, pero nunca supe si todo había sido un sueño, el dolor no me permitía centrarme lo suficiente para descubrirlo. Supe que era grave porque estaba sangrando, podía notar algo caliente rodando por mi mejilla y el dolor incesante en mi brazo, me decía que estaba roto. Trataba de centrarme en Jason, que parecía tratar de sacarme del vehículo, pero mi mente no colaboraba. La gravedad de mis lesiones le obligó a desistir de su tarea y a dejarme allí. Recuerdo que con toda la delicadeza y el cariño del mundo sostuvo mi cara entre sus manos obligándome a mirarlo.
—Kath, nena, necesito que me escuches —Las lágrimas caían por sus mejillas mientras me miraba, su esposa, su mejor amiga, aquella chica llena de vida que lo había dejado con la palabra en la boca en la universidad, convertida en una muñeca rota. —No puedo llevarte conmigo, pero cuando te recuperes, llegaré a ti de alguna manera y nos escaparemos juntos. Lejos de todo su veneno, te llevaré adonde sea que quieras, pero necesito que recuerdes esto, ¿lo harás?
Conseguí asentir levemente, así que él continuó, no tenía mucho tiempo ya que al igual que yo podía escuchar las sirenas acercándose.
—Cuando te recuperes, te haré llegar un mensaje secreto y volveremos a estar juntos, pero ahora has de fingir que no me recuerdas. Es lo más seguro para ti, cuando te pregunten por mí finge haberme olvidado, actúa como si no hubiese existido. Bórrame de tu memoria durante un tiempo, te resultará más fácil mentir si tú misma lo crees—las lágrimas caían por sus mejillas mientras observaba como mis ojos comenzaban a cerrarse, así que se apresuró a continuar—. Haz lo que tengas que hacer para ponerte a salvo, di lo que tengas que decir, pero espérame  y no lo olvides nunca, soy tuyo hasta que la muerte nos separe e incluso después de eso. Te quiero Katherine.

Los recuerdos comenzaban a aclararse en su memoria conforme pasaba el tiempo. Tenía que ser fuerte y esperar hasta que recibiese su señal. Se encontraban en un juego muy peligroso, pero ella estaba dispuesta a ganar. Así que, tras componer su expresión más inocente, miró a los ojos del agente y respondió:

—¿Quién es Jason Sanders?

18 mar 2016

Hundimiento


Me senté y miré esas cuatro paredes que me aislaban del mundo. A pesar de la oscuridad, podría describir claramente lo que formaba parte de ellas. Desde el armario empotrado de seis puertas a la cómoda blanca con flores grabadas. Podría hablar del espejo que mi madre me hizo y que ahora permanece tras una sábana…. Sería capaz de describir con detalle esa habitación ya que desde hacía meses no había sido capaz de salir de ella. Hubo un tiempo en el que éste fue sólo un lugar de paso, donde descansar y refugiarme. Ahora, se ha convertido en mi prisión.
Recuerdo aquel tiempo en el que salía a divertirme, me encantaba tumbarme en el parque de mi barrio. Los días especialmente soleados me protegía bajo las ramas del sauce llorón que se encontraba justo en el borde, marcando el límite entre el final de los columpios y el comienzo de la carretera. El parque fue mi hogar, allí recibí mi primer beso, apoyada sobre las canchas, durante un viernes de febrero. También fue donde me hice la primera cicatriz al caerme con la bicicleta. Fue el lugar donde pasee a mi perro, un pastor alemán que hace años que sólo vive en mi memoria.
Qué lejos queda ahora ese parque… Hace demasiados meses que mis pies ya no pasean aplastando la hierba. Todo comenzó a cambiar lentamente, la adolescencia me pilló desprevenida, fui demasiado débil, influenciable. Los comentarios ajenos recabaron su espacio en mi mente hasta que, lentamente, la envenenaron. Consiguieron alejarme del parque.

Ahora, en mis recuerdos sólo habita el frío. Un frío que congela desde dentro hacia afuera, acabando con todas mis defensas, ahogándome en inseguridades, sumiéndome en la tristeza.  La nostalgia me consume y ya no puedo levantarme de la cama, tampoco es que quiera. Desde hace meses solo miro estas cuatro paredes. Ellas me envuelven, me alejan del dolor, me protegen. Hoy, la luz ya no entra por la gran ventana y el armario se encuentra demasiado ordenado... Ya no es la misma habitación que era. 

17 mar 2016

Necesitar[te]

Asfixia, dolor, agotamiento, melancolía, recuerdos que queman de dentro hacia afuera. No puedo respirar, necesito el aliento que me proporcionas. Cada golpe del cristal contra la barra me libera. Puedo perderme entre tus grados, calentarme en tu fuego y dejar atrás los demonios, después de todo allá donde nosotros vamos nunca pueden alcanzarnos. No soy capaz de sentir, no voy a negarlo ¿pero quién puede culparme por alejarme de tanta miseria? No queda nada que salvar, nada que recordar, me he perdido. Mayo, junio, las hojas pasan y soy incapaz de notarlo. Mi vida se ha resumido a esto, a una relación en la que yo te consumo o quizá seas tú el que lo haga. Sin embargo, déjame consolarme pensando lo primero.  No puedo dejarte atrás, sentir es una opción que ya no contemplo. No logro alejarte de mis labios, aunque dicen que me matas, la verdad es que gracias a ti puedo respirar de nuevo. 

14 mar 2016

Puede que me cansase de buscarnos a oscuras. 

13 mar 2016

Una música...

¿Sabes ese momento en el que el frío te embarga y te sume en un estado de duermevela del que no puedes despertar?
¿Cuándo sientes tanta euforia que una hora se transforma en un segundo? 
¿Recuerdas algún momento en el que pensaste que tu vida se vino abajo? Aunque después te dieses cuenta de que no era para tanto.
¿Alguna vez te creíste el rey del universo?

Euforia, alegría, exaltación, sufrimiento, excitación, melancolía…
Mil emociones concentradas en cuatro minutos, en una música…
En una canción que te acompaña cuando todo lo demás haya desaparecido.
Que apaga todos los gritos en tu mente.
Que te comprende y comparte tus recuerdos.
Una música que no puedes dejar de escuchar porque habla de ti o quizá, habla contigo.
Una música que dota de vida tus recuerdos.
Una música que se convierte en parte de tu día a día.
Una música única, que crea una banda sonora para cada vida.

Una música que se convierte en conjunto de melodías que representan tú personalidad.

12 mar 2016

A mi yo del pasado:

Todos deberíamos hablar de vez en cuando con nosotros mismos,
después de todo, nadie nos conoce mejor.


Querida yo, ha pasado mucho tiempo  o  no, ya no lo sé. Después de todo, las cosas han cambiado tan poco que no he sido consciente del paso de los años.
Lamento tener que decirte esto, pero no maduré tanto como  deseabas. Puede que por eso no me haya parado a pensar en ti, ya que aún sigo tratando de buscar la diferencia entre lo que sentiste y lo que siento o lo que fuiste comparado con lo que soy.
Siendo sincera me alegro de que no puedas verme en este momento, porque es muy probable que te sintieras decepcionada y ya tengo bastante con las miradas de reproche que me devuelve el espejo.
Querida yo, las cosas no son como parecen, tampoco resultan tan sencillas como imaginaste. Por eso seguimos atascadas donde decidiste dejarlo, sin poder madurar, pero tampoco volver atrás. Mi mayor miedo es que, a veces pienso que no seremos capaces de salir nunca de aquí. ¿Y si no soy lo suficientemente fuerte?
Querida yo, recuerdo cuando creías que la adolescencia iba a ser él peor momento de nuestras vidas  y solo esperabas a hacerte mayor. Estabas tan equivocada, crecer es una trampa. Créeme, ahora mismo daría cualquier cosa por volver atrás y sólo ser esa niña que no se preocupaba por nada, por desgracia hace años que perdí ese derecho. Todo sería mucho más fácil si pudiésemos regresar a ese tiempo, lejos de todas las responsabilidades, lejos de la vida…
Querida yo, me pesan los años. No sabes cómo te envidio, tu situación, tu juventud, tu inocencia…. Envidio incluso tus problemas. Qué grandes nos parecieron en aquel entonces y que pequeños resultan ahora que soy capaz de verlos desde fuera. ¿Crees que en unos años mis problemas también me parecerán pequeños? Supongo que nunca lo sabré.
Querida yo, ojalá el tiempo pasara más despacio. Así podríamos haber disfrutado más de las cosas, es posible que así hubiésemos  podido aprender poco a poco y no a golpes. ¿Por qué queríamos crecer? ¿Lo recuerdas? Nos veíamos infelices, pero míranos ahora. 
Querida yo, te echo de menos. Desearía que volvieras, para que con tu punto de vista bañado por la juventud,  me ayudases a decidir qué pasos seguir ahora.
Querida yo, he de despedirme por ahora. Prometo escribir de nuevo pronto. La próxima vez espero poder decirte que la mujer que nos mira desde el espejo, se encuentra orgullosa de nosotras.

11 mar 2016

Treinta años

(En el centro de un dormitorio brevemente decorado a excepción de una cama, una mesilla de noche y un pequeño armario. Aparece una joven mirando por la ventana hacia un cementerio que se encuentra cerca de su casa, como si estuviese buscando a alguien. Ésta lleva  un jersey  verde y unos pantalones azules. Su pelo, suelto, cae a lo largo de su espalda rizándose en las puntas. Ella, mira al horizonte cuando comienza a hablar consigo misma)

Olivia: Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero, ¿cuánto tiempo es suficiente para dejar una relación atrás?, ¿Quién determina el tiempo necesario para olvidar?, ¿Cuándo llega el momento en el que has de dejar de sentir dolor?...
¿En qué lugar he de refugiarme para que no duela tu presencia? ¿Cuánto se necesita para oír hablar de ti y no salir huyendo?
¿Cuánto tiempo es suficiente para ponernos punto y final? Para olvidarte, para cerrar ese capítulo de nuestras vidas y acabar con esos recuerdos que sólo guardo yo. Para enterrar las anécdotas, para entregar un fragmento de corazón y sepultarlo en un rincón para que deje de hacerme daño.
¿Cuánto es suficiente? Suficiente para olvidar todas aquellas promesas. Todos esos planes que no podemos llevar a cabo porque ya no estás aquí.
¿Quién estipula lo suficiente? ¿Es posible dejarte atrás en unas horas? ¿Unos días? O ¿tal vez sean necesarios treinta años? Ayúdame, dime cuánto, porque la primavera está llegando pero su calor no es capaz de traspasar el frío que me envuelve desde que te marchaste.

¿Cuánto es suficiente para olvidarte? ¿Quizá perderme en otros labios, jugando con lo desconocido funcionaría? ¿O sólo me heriría más? ¿Y si me dejase llevar por los paraísos artificiales? ¿Serían estos capaces de llevarte lejos al menos un momento?  Si fuese así, lo probaría, aunque con el amanecer dolieses de nuevo. ¿Cuánto es suficiente? Suficiente para hacerme entender que  todas nuestras expectativas murieron contigo, que  ya no vas a regresar. Suficiente para recordarme que el esperar a que vuelvas es sólo una ilusión. 

10 mar 2016

Noches de insomnio,
recuerdos reflejados
en cicatrices

9 mar 2016

Déjame sin palabras, demuéstrame que puedo confiar en ti. Rompe mi coraza

8 mar 2016

Siempre me ha atraído el sonido del vidrio al romperse, es tan bello pero aun así muestra la destrucción. Me pregunto si nuestro corazón sonaría así si pudiésemos escucharlo cuando se rompe

7 mar 2016

Deberías ser tú

Sus brazos me envuelven, su cuerpo se presiona junto al mío, una voz que no reconozco susurra mi nombre. Estamos juntos, debería sentirme feliz por ello, pero solo puedo pensar: deberías ser tú.

6 mar 2016

Si tan sólo me besases una vez con la misma pasión con la que la miras a ella.
Si tal sólo nos dieses una oportunidad justa para intentarlo.
Si tan sólo pudiese hacer que te fijases en mí, aunque fuera un poco.
Quizá te enamorarías.
Si la suerte nos juntara y nos viésemos en una calle.
Si recordaras que puedo ser mejor cuando me sostienes la mano y no me sueltas.
Quizá te enamorarías.
Si pudiésemos volver atrás en el tiempo.
Si pudiésemos reescribir de nuevo nuestra vieja historia.
Si nunca hubiésemos abandonado aquel portal.
Si hubiésemos permanecido sumidos dentro del cuento.
Si la realidad no hubiese llamado a nuestra puerta.
Si me echaras de menos.
Si me quisieras...

5 mar 2016

Recuerdos de un tiempo que no volverá

Siempre quise creer en la magia, sin embargo esta no reside en los golpes, en las palabras fuera de tono que sólo persiguen hacer mella en tu pecho para no volver a salir y dejarte con una cicatriz permanente. Las sonrisas son sólo para aquellos que pueden permitírselas, ese sonido nunca me estuvo destinado. Crecí con el miedo al ruido, después de todo oír sus pasos acercándose suponía sufrir, muy pronto aprendí que solo en el silencio estaba a salvo. Después de todo, la soledad es una buena compañera de viaje cuando todos los que te rodean buscan verte enterrado en el fango. Dicen que la fantasía reside en la infancia, si es así a mí me la robaron. Lo único que me queda son los trucos, la magia me devuelve a ese pequeño yo que permaneció enterrado, al que asesinaron cuando deberían haberlo ayudado a florecer. La vida nunca fue fácil en ese entonces, siento como un deber  disfrutarla ahora. No puedo devolverme el tiempo perdido pero sí disfrutarlo al máximo, cada vez que subo a un escenario y veo la admiración en sus rostros una sensación de placer me embarga, hubo un tiempo en el que viví alejado de las cosas bellas, ahora la fantasía me rodea. No pude ser un niño en mi infancia, pero siento que ahora ese niño vive en mí.

4 mar 2016

Despedida por correspondencia:

Y me senté en la silla de siempre, para comer en nuestra mesa, como un día cualquiera. Pero tú no estabas, hacía tiempo que habías dejado de hacerlo. Y ahora ya no puedo ver cómo te enredas el pelo en tu dedo mientras trabajas, o como me sonríes al darte cuenta de que te he estado mirando. Ya no me sorprenderás con el desayuno o me llevarás a cenar cuando tenga un mal día.
Ya no estás y ahora solo me acompaña aquella carta que me escribiste, aquella carta que me destrozó por la verdad que escondía. Aquella que me relataba lo que me negué a ver hasta que fue demasiado tarde.

“Querido Patrick:

No puedo más, he intentado mejorar nuestra situación pero algunas cosas no tienen solución. Fuimos unos amantes de lo iluso al pensar que podría funcionar. No sabemos querernos bien…
Ambos tuvimos fallos no voy a culparte sólo a ti, pero me he dado cuenta de que ya no existe un nosotros. Lo que fuimos se perdió en aquella tarde en la que me aleje de ti esperando que me detuvieras y no lo hiciste. O en aquella llamada que necesitabas y que yo no hice por orgullo. Nos perdimos en todas esas discusiones sin finalizar antes de irnos a la cama. En la falta de confianza en nosotros. Nos perdimos al ser cobardes y asentarnos en la rutina…
No puedo seguir luchando, estar juntos debería ser fácil, un refugio... Pero hace tiempo que no somos nada de eso, ahogamos nuestra relación en un mar de discusiones, para matarla con la fría indiferencia que la siguió después.
Así que me voy, no me busques y hagas las cosas más difíciles. Trata de ser feliz.
Te quiere,
Katherine”


Te fuiste con una carta y ahora sentado en nuestra antigua mesa, repaso tus palabras. Aquellas en las que me dices que nos perdimos, ojalá me hubiese dado cuenta de las señales antes de que desaparecieses, definitivamente, cerrándonos la puerta.

3 mar 2016

Puede...



Puede y solo puede que comenzar a creer en algo sea necesario, de esta forma podríamos dar sentido a esta broma. A este círculo vicioso en el que tú la quieres pero yo te quiero. A esta realidad maldita que nos empuja una y otra vez a crear propósitos para olvidarnos.

Como si acabar con lo que te hace latir fuese tan fácil.
Como si educar al subconsciente para que no espere tus mensajes fuese posible.
Como si por querer olvidarte mi cerebro o mi corazón lo hiciesen.
Como si pudiésemos controlar nuestros sentimientos.

Puede que sí pudiésemos enamorarnos de quién elegimos cuando queremos hacerlo todo fuese mucho más fácil. Pero aquí estamos, viviendo una vida en la que somos presos de nuestras emociones, de nuestros sentidos… 
La vida sigue, el mundo no se detiene... Tú la quieres pero yo,  te quiero.

2 mar 2016

Dejarme atrás:

(A pocos minutos para el anochecer. En un viejo cementerio se encuentran dos hermanos. El primero, de apariencia un poco mayor, está sentado en un banco cercano al cementerio, sin embargo se levanta cuando ve al segundo hombre aparecer. Dylan, el primer joven, de pelo moreno desordenado; lleva unos vaqueros negros con botas y una chaqueta de cuero vieja. El segundo, Jack, lleva unos vaqueros azules, playeras, y una cazadora marrón que hace destacar su pelo rubio.)
Jack: ¿Has estado en el cementerio?
Dylan: Sí, con Teresa
Jack: ¿Con Teresa?
Dylan: Sí
Jack: ¿Y Teresa? ¿Dónde se encuentra ahora?
Dylan: (mirando a Jack con el ceño fruncido) ¿Cómo  que dónde se encuentra? Pues justo aquí, a mi lado, como siempre. Sabes qué día es hoy y hemos ido a llevarle flores a Samantha. Deberías tener un poco más de respeto.
Jack: (suspirando mientras se acerca a su hermano) Lo siento Dylan, tienes razón, no debería haber dicho eso. ¿Qué te parece si os llevo a ti y a Teresa a casa? Está comenzando a hacer frío.
Dylan: (asintiendo y abrazando al aire) De acuerdo, vamos cariño.

Acto dos:
(Jack sin su hermano. En una consulta decorada con un gran escritorio y una estantería repleta de libro a los lados. Jack, con la misma ropa que en el acto anterior. El Dr. Roldán, sentado en una silla frente a Jack, lleva gafas de pasta y una bata blanca)
Dr.: (sorprendido) Jack, ¿qué haces aquí?, no te esperaba esta noche.
Jack: (Bajando la mirada) Ha vuelto a ocurrir. Mi madre me llamó porque no podía encontrarlo así que me acerqué al cementerio y allí estaba de nuevo, con Teresa. Y ya no sé qué hacer. Al principio, cuando despertó del accidente, tuve la esperanza de que mejoraría, todos lo creíamos, pero han pasado cuatro años. Cuatro años y aún no he recuperado a mi hermano.  Tú eres el especialista, así que dime ¿Qué puedo hacer?
Dr.: Jack, sabes que aprecio mucho a tu hermano pero, no hay forma de ayudarlo. Tras el accidente, no fue capaz de asimilar la muerte de Teresa y de su hija. Así que, su mente, incapaz de afrontar la realidad lo empujó a un trastorno esquizofrénico paranoide. Jack, sé que es difícil, pero tienes que comprender que para tu hermano, su esposa no murió hace cuatro años. Para él sigue viva.

Jack: (con una mirada de dolor) No puedo más, aquella noche no solo perdí a mi sobrina y a mi cuñada. Mi hermano, mi otra mitad, está enterrado junto a ellas. Ese hombre que he dejado en casa es un desconocido para mí, a veces pienso que sería mejor si hubiese muerto. 

1 mar 2016

Distancia

(En una tarde de invierno. Dentro de un parque rodeado de árboles secos, una joven vestida con vaqueros desgastados y botas se encuentra apoyada sobre el tronco de uno de los árboles.  Ésta sujeta un álbum de fotos viejo, mientras, su pelo rubio, sujeto en una coleta desordenada es movido por el viento. Su  abrigo rojo destaca sobre el paisaje frío.  En un momento determinado se detiene en una página de su álbum y comienza a hablar consigo misma)
Elena: Es curioso lo que tienen las distancias. Te obligan a abrir los ojos, quieras o no, estés preparado o no. Te muestran la fragilidad de las relaciones, lo sencillo que es dejarse llevar por las inseguridades. Despiertan en ti celos que ni siquiera sabías que sentías… Pero, debido a los kilómetros que os separan, tratas de contener aquello que te aflige, intentas refrenar todas esas dudas hasta que todo estalla. Y esas inseguridades que te asediaban cada noche,  te dejan sola en un campo de batalla Y aunque no quieras participar, al final, tras la lucha, no queda nada que salvar.

(Suspirando pasa otra página, mostrando el rostro de un joven moreno al que acaricia con una mirada melancólica)

Elena: ¿Me recordarás después de tantos años? o por otro lado ¿me habrás olvidado? ¿Tan débil fue nuestro amor que no pudo resistir al paso del tiempo? Siempre pensé que estaríamos juntos y sin  embargo, míranos ahora. Viviendo en diferentes países y condenados a imaginarnos lo que habrá sido del otro. ¿Serás feliz? ¿Habrás triunfado en la vida? ¿Seguirás siendo el mismo? o ¿habrás cambiado?...  Ojalá pudiese volver atrás y actuar de un modo diferente.

Nunca imaginé que quedaríamos reducidos a esto,  a ser solamente un puñado de fotografías que me acompañan en mis momentos de nostalgia.