13 dic 2015

Reflexiones de un domingo por la tarde

Cuando sientas que no puedes más,
recuerda siempre que de peores infiernos hemos renacido.

19 nov 2015

París

Aún te recuerdo, brillando, llena de vida, orgullosa ante todos tus espectadores. Desprendiendo ilusión y fantasía.
Parte de ti guarda recuerdos de una infancia que no termina, pero al mismo tiempo eres el refugio de los enamorados.
También vives para crear el amor entre aquellos que se pierden entre tus calles, repletas de historia y de arte.
Lejos quedan esas noches en la que el Moulin Rouge se iluminaba encantando a todos en su ambiente. Ahora, el baile ha desaparecido y los museos ya no recuerdan su historia para los ojos de la gente.
Ciudad de la luces, nos enamoraste con tus recovecos, nos divertiste con tus parques, nos devolviste la ilusión en Disneyland, nos bañaste en cultura y nos mostraste una nueva forma de vida, en rosa.
En este momento, herida, no puedes erguirte orgullosa iluminando tus calles, puesto que, en lugar de repletas de vida, están manchadas de sangre. Espera, querida amiga, sostente, apóyate y crece de nuevo.

El dolor no se olvida, pero el mundo no es el mismo si la ciudad de los amantes no brilla de nuevo. Recuerda que no sólo a ti te han herido, a todos nos duelen los golpes que recibiste, porque al final, cuando acaba el día, todos somos París. 

18 nov 2015

Encontrar [me]



Si pudiera perderme entre tus brazos quizá me encontraría de nuevo. Y otra vez volvería a ser esa chica que no se preocupa por el mañana, que porta una sonrisa por bandera y que cree en perseguir la felicidad por encima de todo.

Puede que si volvieras recordase cómo sonreír de nuevo, es posible que abandonase ese negro que cubre mis días y me dejase envolver por la alegría dando un descanso a la pena.

Si tan sólo volvieras… Quizá me recuperaría, o, al menos, recobraría parte de mi esperanza.

Pero no podemos volver atrás en el tiempo, no somos capaces de borrar esa noche junto con todas las mentiras que la acompañaron. Si fuese posible, volvería a ella para perdonarte a tiempo, para detenerte cuando te alejaras en ese coche, para evitar que ahora estés muerto.

Puede que si volvieras yo me encontrase de nuevo, es posible que recordase a la chica que era.

Si tan sólo volvieras… renacería otra vez, recuperaría a esa mujer que, sin saberlo, se fue contigo en ese coche y que al igual que tú, no ha vuelto.

6 nov 2015

Cielos grises y hojas secas

Los cielos grises y las hojas secas, testigos silenciosos de nuestro final, de una ciudad que al igual que nuestra relación,  con el frío queda muerta.

Siempre supimos que existía una fecha de caducidad, pero el otoño llamó demasiado pronto a nuestra puerta. Los meses no deberían pasar tan deprisa, no me han dado tiempo para saciarme de tus besos y mi cuerpo todavía anhela tus caricias. El verano ha desaparecido contigo y ahora sólo me quedan los recuerdos de aquellas noches esperando a que amanezca. Nuestras calles, que aún nos guardan los secretos han perdido su alegría sucumbiendo bajo la niebla. Me quitaste el calor cuando todavía no me había comprado un abrigo, porque, al igual que el sol, aún espero a que vuelvas. Pero el horizonte solo me muestra cielos grises y al final solo quedamos yo y las hojas secas.

25 oct 2015

Segunda opción

Siempre fue fácil, como una transacción, todo negocios. Cuando estaban juntos la ropa sobraba y las caricias se imponían.
Siempre fue sencillo, después de todo sabía que, al final de día, no la elegiría a ella.
Nunca se paró a pensar, los sentimientos no estuvieron en juego, jamás le exigió algo que no estuviese dispuesto a darle. Durante demasiado tiempo se conformó con momentos robados, instantes fugaces de recuerdos eternos, cariño efímero, placer carnal en el que los impulsos tomaban el control, juegos de poder sin vencedores, miradas de fuego, sábanas calientes durante horas contadas,  clímax instantáneos que se evaporaban cuando finalizaba el roce de la piel.
Eran deseos escondidos, amaneceres solitarios, secretos sucios en una habitación de hotel. Siempre fue fácil, sencillo, crear universos presos tras la pared. El problema surgió aquella mañana, cuando, en la soledad de aquella cama ya fría de pasión, no necesitó una promesa, tan solo ser su primera opción.

4 ago 2015

Insuficiente...

Esta tarde frente a una hoja en blanco me paré a pensar, ¿Qué pasa con esos lo siento que no son suficiente?

 A veces has hecho tanto daño ha una persona que, aunque quieras, por mucho que te arrepientas, tus acciones no se pueden perdonar. Ese alguien no puede perdonarlo y tú no puedes perdonarte porque ese tren ya ha pasado, la bala ha alcanzado su objetivo y unas simples palabras no van a hacer que el tiempo vuelva atrás y se lleve todo el dolor.  No, a veces un lo siento no es suficiente....  Por mucho que ahora vengas, me mires y digas que lo sientes, es demasiado tarde.
 ¿Lo sientes?, yo también.

2 mar 2015

Charla a corazón abierto:

Pum pum, pum… ¿Puedes sentirnos? Aún seguimos aquí, nuestro tiempo no ha terminado.
Así que ¿por qué ya no te ríes como antes? Ahora sólo caminas con la mirada perdida, sin fijarte en los detalles. Las sonrisas ya no llegan a tu mirada y actúas como si te sintieras vacía.
¿Dónde  se quedó toda esa energía? ¿Y vitalidad de las mañanas?, ¿Y el frasco de los viajes?, íbamos a fugarnos o ¿es que ya no lo recuerdas?  ¿Qué pasó con todas tus ilusiones, tus sueños, tus objetivos y expectativas?.


¿Por qué actúas tan introvertida cuando estás llena de cosas interesantes que decir?, ¿Dónde está la chica que no cocinaba si no era danzando? ¿Y la que cantaba en la ducha? ¿Por qué ya no bailas bajo la lluvia? ¿Has empezado a temer el catarro? Mi chica nunca fue una cobarde.
¿Por qué ya no hay música en nuestra vida? ¿Por qué no disfrutamos de las pequeñas cosas?
No te reconozco. Te echo de menos y quiero que vuelvas.  A cambio te prometo seguir latiendo, tú busca los motivos y haz que merezca la pena.

25 feb 2015

El día que decidí mirarme al espejo

Mírame con cariño, sin lágrimas.
Mírame con orgullo.
Mírame con incertidumbre, como si no pudieses esperar a ver con qué te sorprendo.
Mírame con curiosidad por conocer algo nuevo.
Mírame como si el vaso solo pudiese estar medio lleno.
Mírame sin juzgarme, sin esperar nada de mí.
Mírame y sonríe como si hoy fueses a vivir el mejor día de tu vida.
Mírame sin arrepentimientos.
Mírame con seguridad, que de los errores se aprende.
Mírame con ganas de salir y comerte el mundo.
Mírame con anhelo de algo nuevo.
Mírame sin miedo, con ganas de aceptar riesgos.
Mírame con esperanza, con un millón de sueños.
Mírame sin lástima.
Mírame con ilusión, sin expectativas.
Mírame como si no fuese una pérdida de tiempo.
Mírame y apuesta por nosotras.

Después de todo, eres mi reflejo.


Libres.

No lograba respirar, mis pulmones ardían y no podía hacer nada por evitarlo. No era lo suficientemente fuerte para librarme de la presión de sus manos, quizá esta vez había llegado el final…
Cuando me rendí y dejé de luchar me sentí libre de aquella presión y entonces mis brazos me forzaron a alcanzar la superficie.
 — ¡Lo siento! — grité mientras mis pulmones luchaban por conseguir oxígeno. Me disculpaba aunque sabía que no había hecho nada malo. Hacía tiempo que la locura lo había conquistado y nunca sabías cuando podría estallar. A pesar de mis disculpas no iba a perdonarme, lo veía en su mirada. Esa mirada de ojos fríos que hace tiempo tuvieron la capacidad de despertarme con su calidez. Ahora no quedaba nada de eso. Sin embargo hubo un tiempo en el que pensé que los demás se equivocaban, que él podía ser el hombre que necesitaba, que podía salvarlo y sacarlo de aquel infierno que a veces vislumbra en lo más profundo de sus ojos.
Que ingenua había sido en aquel entonces. Me creía más lista que todos y al final había cavado mi propia tumba. No podía hacer nada así que me quede quieta esperando. Esperando a que sus brazos volvieran a forzarme bajo el agua, esperando esa quemazón en el pecho, esa negrura que lo envolvía todo y me obligaba a despedirme de mi último aliento… Pero nada de eso sucedió, él simplemente se giró y salió de la piscina como si le asquease mi presencia y ni siquiera me mereciese el alivio de acabar con el sufrimiento con el que convivía día a día.
Ese desprecio hizo algo en mí. Estaba demasiado cansada, no quería seguir viviendo esta vida y ese conocimiento fue el que me obligo a comenzar a gritar:
 — No te atrevas a desaparecer como si nada— mis palabras reflejaban toda la ira y la impotencia que había contenido
— Adelante, ¿quieres hacerlo verdad? Porque he fallado, porque no soy lo que esperabas. ¿Sabes una cosa?, tú tampoco lo eres. — Continúe a pesar de que mi voz comenzaba a flaquear y las lágrimas se deslizaban por mis mejillas
—Así que hazlo, ¡vamos! — golpeé el agua mientras más lagrimas seguían cayendo.
—Es un final acorde con nosotros. Esta vez vas a quitarme el aire y va a ser literal. Siempre me he sentido asfixiada contigo. Hubo un tiempo en el que pensé que me ayudarías a extender mis alas, que me liberarías y lo único que hiciste fue arrancármelas cuando iba a emprender el vuelo. Yo tenía el valor para saltar a la piscina, nunca me pregunté si habría o no agua debajo porque no me importaba, no tenía miedo a diferencia de lo que les ocurre a muchas personas que no son capaces de enfrentarse a lo desconocido. Pero nunca me dejaste hacerlo. Colocaste un muro para que no pudiese seguir adelante porque quieres que todos seamos tan infelices como tú. No lo entiendes, hacerme daño no va solucionar tus problemas porque yo no soy la culpable de ellos. Tuviste una mala infancia y lo siento, pero estas dejando eso que te defina. Siempre has odiado a tu padre por lo que te hizo, pues lamento decirte esto, te has convertido en el mismo monstruo que habita tus pesadillas. No eres un buen hombre, no eres un buen marido, has fracasado y no puedes cambiarlo, me has quitado todo lo que tenía, me privaste de mis oportunidades ¿Para esto? — Golpee el agua con mi puño mientras dejaba salir a través de mis palabras todos los sentimientos que había reprimido durante tanto tiempo.
— ¡Hazlo! No vas a ser un cobarde ahora, me dejaste sin nada así que acabaló, ¿O ni siquiera eres lo suficientemente hombre para eso? — No me había dado cuenta de que se había acercado a mí mientras hablaba. Cuando me miró pude ver furia en su expresión, pero estaba acompañada de algo más que no pude identificar. Viendo su puño acercándose a mí tome el que sería mi último aliento y susurre:
 —Acabaló — estaba tan entumecida que apenas sentí el golpe, sin embargo la confirmación de sus acciones llegó cuando por fin todo comenzó a volverse negro.
No sabía cuánto tiempo estuve inconsciente hasta que desperté con un dolor muy fuerte en mi pómulo. Acaricié la zona con mi mano mientras comenzaba a recuperar la conciencia. En ese instante los recuerdos volvieron, la pelea, los gritos, el golpe… Después de un tiempo noté que me había acostado en nuestra cama, no entendía por qué lo había hecho hasta que vi la carta. Rápidamente reconocí su letra, siempre me había gustado esa parte de él, pero hacía mucho tiempo que no me escribía. Era una costumbre que teníamos cuando nos conocimos. Un mal presentimiento cruzó mi pecho justo antes de que extendiese mi mano para leerla…

“Mi amor: sé que hace tiempo que perdí el derecho a llamarte así pero no puedo evitar dejarme llevar por la nostalgia.
Lo primero que debo hacer es darte las gracias. Gracias por haber sido mi soporte todos estos años y por no haberte rendido nunca conmigo. Sé que intestaste salvarme y que hiciste todo cuanto estuvo en tus manos para conseguirlo, pero tuviste una oportunidad. Me he dado cuenta de que tenías razón. Hace mucho tiempo que me convertí en el cascarón de lo que un día pude llegar a ser, quise destruir a mis demonios para ti, pero ellos ganaron una a una todas las batallas hasta que ni siquiera hubo una guerra. Y te hundí conmigo. No sabes cuánto lo lamento.
Cuando te conocí sabía que serias extraordinaria y yo solo quería tener la oportunidad de serlo contigo. Aunque a veces las cosas no salen como nosotros queremos. Podría haberte dejado ir, pero te necesitaba y supongo que estaba demasiado ciego para saber el daño que te hacía. O simplemente era demasiado egoísta como para que me importara. Sin embargo ya no puedo hacerlo más. Anoche cuando me gritaste en la piscina, me di cuenta de todo y vi el daño que te había causado. Sólo quería una vida feliz contigo pero te destrocé al igual que mi padre hizo con mi madre. Supongo que merecemos permanecer en el mismo infierno…
Aunque no lo demostrase lo suficiente, quiero que sepas que sé que fallé. Lo importante deberías haber sido tú Livvie, lo que merecías, siempre debería haber sido así. Pero mis fantasmas fueron más fuertes.
Ahora es tiempo de ser libre cielo, de volar como siempre quisiste. Así que no voy a bloquearte más. Me quito del camino de la única forma que sé que puedo. Desaparezco para que seas libre, porque a pesar de todo sé que yo no podría alejarme de ti. 
Soy consciente de que es demasiado pretencioso desear que me eches de menos, aunque espero que lo hagas. Porque no siempre fue malo, hubo un momento antes de caer en el que al menos, durante unos minutos fui esa persona que necesitabas y te sentiste orgullosa de mí. Por favor, aférrate a eso, recuérdame como el hombre que siempre creíste que podía haber sido. Porque quiero pensar que quizás, si las cosas hubiesen sido distintas podría haber existido un nosotros. Ahora seriamos felices y no te habría hecho daño. Mi mayor error fue querer ser el chico que necesitabas, cuando solo buscabas un hombre que te quisiera. Nunca necesitaste a nadie, después de todo eres una de las personas más fuertes que conozco.
Hasta en mi despedida tengo que ser un cobarde. Te quiero, pero no tengo el valor de mirarte a la cara para pedirte disculpas, porque no puedo irme viendo el odio y una negativa en tus ojos porque sé que hay cosas que simplemente no se pueden perdonar. A pesar de todo, lo siento mucho, espero que me creas al menos en esto.
Por último, me gustaría decirte adiós y que te quiero. Porque aunque solo haya sido un mal capítulo de tu vida, tú siempre serás el amor de la mía. Para mí corazón fuiste mi chica desde el primer día que me sonreíste y ni siquiera la muerte podrá cambiar eso. A diferencia de nuestras cartas anteriores esta vez no puedo despedirme con un hasta pronto.
Vive por los dos Liv, crea con otros aquellos sueños que construimos en la arena y no fuimos capaces de llevar a cabo. Se todo lo feliz que no fui capaz de lograr que fueras conmigo.
Te quiere, Izan.”

Cuando terminé de leer mis manos temblaban y las lágrimas habían difuminado algunas de sus palabras. Estos años había convertido mi vida en un infierno, eso era cierto. Pero a pesar de todo, no podía creer que se hubiese ido.
Ha pasado una semana desde aquella tarde en la que sus cenizas volaron por el acantilado. Incluso en el final éramos nosotros contra el mundo. Aunque esta vez por fin era libre, sus demonios ya no podían alcanzarle donde iba y yo solo esperaba que estuviese en paz. Quería poder sentirme igual, pero ya no era la chica que conoció en aquel entonces y no sabía cómo volver a serlo. Solo quería que pudiésemos volar juntos, como habríamos hecho si mis sueños se hubiesen cumplido. No sabía cómo seguir adelante así que me acerque al precipicio, cerré los ojos y deje que el aire me revolviera el pelo.  A pesar de que lo intenté no pude saltar, porque en ese momento me vinieron a la mente las palabras de aquel proverbio que tantas veces me había repetido mi madre: En el borde de un acantilado, la única forma de ir hacia delante, es dar un paso atrás. Enjuagué la lágrima que había escapado de mis ojos y di ese paso atrás. Esa tarde hice el movimiento que evitó mi caída al abismo y me permitió comenzar a recuperar a aquella chica que fui hace tanto tiempo y adaptarla a la mujer en la que me había convertido.
Es cierto que ya no soy la joven ilusa que conoció a Izan. Pero aun guardo aquellas ilusiones con la ventaja de que ahora poseo los conocimientos y la madurez que otorga la experiencia. Supongo que en eso consiste la vida. En actuar siguiendo a tu corazón, en cometer errores y aprender de ellos para poder avanzar siempre sin perderse a uno mismo.

Izan pensó que había destrozado mi vida y aunque es cierto que cometió grandes fallos y me hizo mucho daño. Ahora sé que me quería y no puedo odiarlo. Después de todo, gracias a él ahora soy completamente libre. Y por fin, aunque sea por caminos diferentes los dos podemos volar. 

19 feb 2015

Salvarte

Nos encontrábamos en Agosto de 1939, pero ese verano no estaba siendo como los demás, podía olerse el miedo en las calles alemanas, las familias judías como la mía, veíamos el odio en las miradas de los nazis y aunque no podíamos encontrar un motivo para ello, ignorarlo habría sido de estúpidos.
Por aquel entonces yo tenía 23 años, y vivía con mi hermana, Azriela y mi madre, Laila.  Mi padre había muerto hace años, y al menos para mí, se había convertido en un recuerdo.
Mi hermana era mi opuesto mientras que yo era un joven rebelde que tiraba su futuro y sólo buscaba problemas, ella era la esperanza de mi madre. Azriela era capaz de ver la belleza en los pequeños detalles, es por eso que era una gran artista. Durante dos meses estuvo realizando prácticas en un periódico, pero pronto tuvo que dejarlo por la censura.  Esto sin embargo no le importó, aún puedo escuchar sus palabras.
No pasa nada Asher, el arte de la escritura siempre han sido un hobbie para mí, lo que realmente quiero hacer es ayudar a las personas, y por eso me he inscrito en la escuela de medicina me dijo con una sonrisa. No podía creerlo, pero así era ella, no debería haberme sorprendido. Desde que era una niña, Azriela siempre había sido una persona alegre, cooperadora, con la que podías contar. No me merecía una hermana así y a pesar de todo la tenía y en secreto la envidiaba.  Envidiaba su talento, su bondad, su esperanza y su capacidad para perderse en una novela. Cuando no estaba haciendo algo importante se refugiaba en un libro. Tenía 21 años, pero aun creía en los héroes y en los cuentos de hadas, soñaba con su boda perfecta y creía que, al final, las cosas iban a  salir bien para todos nosotros. Yo nunca lo creí, la ilusión y la alegría no se encontraban en mi vocabulario, puede que todo se debiese a la falta de una figura paterna, pero siempre fui un rebelde y rápidamente mi familia perdió la esperanza conmigo, todos menos ella.
Asher, sé que eres especial, y solo necesitas  tiempo, tiempo para ser capaz de reconocer que tengo razón, y permitir que todos puedan verlo, quiero que sepas, que yo no voy a dejar de recordártelo, siempre voy a apostar por ti  Solía repetirme esas palabras con frecuencia, pero yo solo me esforzaba en demostrarle lo contrario. Ojalá pudiese verme ahora…
Como todos sabéis, en septiembre de 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y yo acabé luchando contra los alemanes. Aun me despierto con pesadillas de aquella época, no he sido capaz de conciliar el sueño desde entonces. No puedo olvidar las balas a mí alrededor mientras mis compañeros caían al suelo y yo no podía hacer nada por evitarlo. Las bombas estallaban tan cerca de nosotros que había momentos en los que no podíamos oír ni nuestros pensamientos, y por desgracia, nos volvíamos demasiado vulnerables. Durante ese tiempo, hice un total de 15 amigos, los perdí a todos. Muchas noches tuve ganas de abandonar, y entonces veía su cara, y podía escuchar su voz como si estuviese ahí.
Sé que eres especial, y solo necesitas  tiempo para verlo  y no podía rendirme, porque quería ser su héroe, ese en el que tanto creía,  porque cada nazi que caía, era un nazi menos que podía hacerle daño…
Han pasado 10 años desde que acabó la Guerra, en 1945 desperté un hospital y tras recuperarme trate de encontrar a mi hermana y descubrí que junto a mí madre, la habían enviado a Treblinka. A partir de allí perdí su pista, y no he sabido nada de ellas desde entonces. Lo único que pude recuperar fue el diario de mi hermana, este permanecía escondido bajo una de las tejas de mi antigua casa, donde solía dejarlo para que no lo leyera. A pesar de ello, aún no he tenido el valor de empezar a leerlo, puede que con el tiempo sea capaz de conseguirlo. 
La noche en la que recuperé el diario de Azriel, las calles se encontraban en penumbra, debido a que el sol ya se estaba ocultando, a pesar de ello, nuestra antigua calle aún conservaba su brillo especial. Parecía que la guerra no había podido acabar con el barrio, pero sabía que aunque los edificios parecían similares, ya nada era igual. Sabía que mi madre no iba a bajar con su gran sonrisa a recordarme que ya era la hora de cenar, ni iba a ver a Azriel con los dedos llenos de pintura tras haber estado pintando amaneceres en la alcoba. Ahora otras personas habitaban en nuestros hogares, esos que nos robaron, y solo pude preguntarme si alguna vez pensarían en nosotros, si podían dormir tranquilos sabiendo que lo hacían en las casas en las que se llevaron a cabo asesinatos, si podían oír los gritos de las mujeres a las que arrastraron de sus hogares hasta el suelo… también me pregunté si algunos aún conservaban nuestros muebles, si eran felices o buenas personas. Quería creer que en nuestra casa, vivía una familia buena y que eran felices, como deberíamos haberlo sido nosotros.
Ha pasado un mes desde esa visita, y ahora, desde mi hogar en Francia, termino la última página del diario de mi hermana. Me ha roto el corazón, pero sus diarios eran su personalidad reflejada en palabras, sus miedos grabados en tinta y  también sus sueños… por eso no pude resistirme, tuve que recopilar esas páginas y crear su historia, porque se lo merecía, o porque quizá sienta que se lo debo. Porque me convertí en el héroe que ella creía que podía ser, pero fue demasiado tarde. Me gustaría poder darle las gracias, por recordarme cuando no tenía ninguna esperanza, que merecía la pena salvarme.
Puede que Azriel no este, pero es justo que se conozca su historia y cómo hasta su último aliento, luchó por sus ideales. Ahora, su valor no morirá nunca, y el recuerdo de mi hermana no desaparecerá conmigo. Porque sigue viva a través de ti, que junto a mí la recuerdas, por fin ha logrado su historia de cuento, y si se me permite opinar, aunque lo suyo fuese real, no tiene nada que envidiar a ninguna de sus novelas. 

Cada rosa tiene sus espinas

No pude evitar tensarme cuando sentí el primer pinchazo, aunque por una vez, agradecía ese tipo de dolor, físico, controlado… Al poco tiempo solo era una molestia. Nunca me habían interesado los tatuajes, y pensándolo bien, no debería desperdiciar el poco dinero que me queda, pero necesitaba algo permanente. Sólo tengo 25 años y ya he experimentado suficiente dolor y pérdida por toda una vida. Y luego me preguntan por qué no creo en Dios,  si Dios existiese toda mi vida habría sido de forma diferente.
Sólo podía llevar unos diez minutos tatuándome y no sé cómo puedo haberlo logrado, pero me he relajado hasta tal punto que, el ruido de la máquina que tanto suele molestar a algunas personas, me está sumiendo en un estado de duermevela donde los recuerdo empiezan a  asaltarme…

Era un día nublado, de esos en los que no sabes que ponerte, porque si coges un jersey pasas calor, pero con la cazadora vaquera tienes frío. Recuerdo que mi madre me dijo que me pusiera una bufanda pero no le hice caso y en su lugar respondí:
Mamá no seas pesada que no hace tanto frío— 
Esas fueron las últimas palabras que le dije a mi madre.
Mi paseo no había sido muy largo, media hora como mucho, pero cuando regresé a casa vi un coche de policía y una ambulancia que antes no habían estado allí. Tenía 10 años y no estaba preparada para lo que vino después.
Lo siento mucho, pero tu mamá ha tenido un accidente y ha muerto  esas fueron las palabras que un policía me dijo después de descubrir quién era yo. Lo primero que pensé fue que quién iba dar cuerda a los relojes, mi madre los coleccionaba y siempre estaba pendiente de su cuidado. Entonces, ahora que ella no estaba ¿quién iba a hacerlo?.
Tuvo que pasar un tiempo para que me dijeran que mi madre estaba muy enferma. Esa tarde le había dado un ataque y se había caído por las escaleras con tan mala suerte que se dio un golpe fatal en la nuca. Pasaron bastantes años antes de que pudiera comprender la profundidad de ello y comenzase a odiar a mi madre. No lo entendía, si sabía que estaba enferma, ¿por qué no hizo nada? ¿Por qué no me lo dijo? Habría intentado ayudarla… 
Durante esos años viví en casa de mis abuelos y todo fue muy difícil. Mirarme les hacía recordar a la hija que habían perdido. Y bueno, yo, era una sombra de mi antiguo yo. Ahora era una chica pesimista que se levantaba cada día sin ningún tipo de ilusión. Mi única meta era conseguir ser actriz, sabía que era bien parecida y adoraba esa profesión. Creía que fingir ser otra persona me ayudaría a alejar el dolor durante algunas horas.
Estaba equivocada pero a los 18 no podía saberlo, después de todo, de los errores se aprende. Así que me apunté a una escuela de arte dramático, y allí fue donde conocí a Jack.
Jack fue mi pareja y estuvo a punto de acabar conmigo, era un maltratador pero me di cuenta demasiado tarde. En un comienzo creí que su obsesión por alejarme de mis abuelos y mis pocos amigos sólo se debía a que me quería tanto que todo su tiempo libre esperaba compartirlo conmigo.
No fue hasta el primer puñetazo cuando sentí que algo iba mal, yo no era esa clase de chica, no era una mujer a la que maltrataban. Había planeado un plan de fuga a lo largo de los meses, mis abuelos habían muerto y tenía algo de dinero de su herencia junto con la casa en la que vivía con mi madre. Ellos nunca la vendieron. Jack no sabía nada de esto, así que solo necesitaba ser capaz de llegar a un tren y desaparecer.
La última noche que permanecí con él, Jack llegó muy borracho a casa y cuando intentó acostarse conmigo no pude evitar resistirme. En ese momento me golpeó y gritó:
—¿Qué te pasa? no soy lo qué esperabas, ¿quieres un príncipe azul?. Pues eso es lo que tendrás En ese momento cogió mi zapato y me retorció el tobillo para intentar ponérmelo. Estoy segura de que en el cuento cenicienta no se sintió así. Después de esto siguió golpeándome y cuando se cansó abusó de mí.Cuando se durmió cogí mis pocas pertenencias y desaparecí.

Moví ligeramente mi cabeza y volví a la realidad, después de esa noche Alicia Martín desapareció y nació Katherine Enríquez. Decidí utilizar el mismo nombre que mi madre.
A los pocos minutos el tatuador me dio un ligero golpe en la cadera y me informó que había terminado conmigo.
Me levante y miré mi tatuaje en el espejo. Era un reloj y alrededor de la cadena había una rosa con espinas.
Había pasado mucho tiempo pero por fin lo comprendí, mi madre solo intentaba protegerme y no pudo evitar hacerme daño. Después de todo, cada rosa tiene sus espinas.

 Tras pagar por mi tatuaje me dirigí a casa. Era un día nublado pero esta vez me había puesto una bufanda, cuando estaba a punto de llegar miré al cielo y le lancé un beso a mi madre.
No te preocupes mama, yo daré cuerda a los relojes por ti- susurré  justo antes de entrar por la puerta.

Jodidamente perfecta

Aiden:

Si tuviera que definirla en una palabra, sería cabezota. Elena era la persona más cabezota que habitaba en el planeta aunque también he de decir que era la chica de la que estaba locamente enamorado.
La había conocido en el primer año de universidad y desde que la vi por los pasillos con la mirada perdida y su camiseta de los Rolling Stones, sabía que sería la única. Bueno, puede que esto no sea del todo cierto y me esté tomando cierta libertad creativa para hacer que nuestra historia suene mejor...
Esta vez voy con la verdad. Sí, es cierto que la vi en el pasillo y que usaba una camiseta de los Rolling Stones, pero no me habría fijado en ella si no hubiese chocado contra mí. Nunca olvidaré sus primeras palabras: 
Deberías mirar por donde vas En ese instante me eche a reír, ella chocaba conmigo pero sin embargo la culpa mía. No podía creerlo pero le seguí el juego y respondí:
 Tienes toda la razón, creo que debería acompañarte a tu próxima clase para evitar que algún otro despistado choque contra ti Y ahí comenzó todo.
Tuvimos muchas discusiones. Después de todo ya os he dicho que era una cabezota, para Elena sólo existía una manera de hacer las cosas y esa era la suya. Era una científica hasta la médula y se encontraba en proceso de veterinaria. Sin embargo, yo me había graduado en comunicación audiovisual y ahora estudiaba Publicidad.  Así que sabía utilizar programas de edición como Photoshop o Premier y reconocía que eran muy útiles para la edición. Pero ella se empeñaba en decir que podía lograrse lo mismo a través de programas como Photoscape.  Con el tiempo descubrí que el remedio más eficaz para acabar con una discusión era darle un beso y evitar mencionar cualquier programa que se alejase de aquellos de uso básico para cualquier estudiante, es decir  Word, Excell o Power Point. Nunca se lo diré a ella, pero prefería Prezi a Power Point para las presentaciones. Alejándome  de  este  defecto suyo,   Elena  era  una  persona  especial que me despistaba. Sabía que era muy inteligente y perspicaz. Sin embargo siempre era la última en pillar todos los chistes. También era una persona muy responsable y puntual, para todo menos para los trabajos, que realizaba a altas horas de la madrugada, según ella, trabajaba bien bajo presión.
También era una persona creativa y detallista. Por eso puedo aseguraros que las citas nunca me parecieron nada especial hasta que la conocí a ella.
¿Parece que todo es perfecto verdad?, eso pensé yo también. Pero Elena era mucho más complicada de lo que yo creía. Decía que estaba dañada y no importaba lo que yo le dijese, no podía ver lo que yo veía cuando la miraba. Estaba cegada por la versión de sí misma que ella se había imaginado y  no sabía cómo ayudarla.
Era la chica de mi vida, sabía eso. Como también era capaz de sentir que me quería tanto como yo a ella. Durante los 4 años que duró nuestra carrera pude conocer todas sus versiones y cuando estaba bien, todo era perfecto. Pero con el tiempo estar bien fue convirtiéndose en algo pasajero.
Aún recuerdo la última vez que la vi, nos habíamos graduado y la iba a llevar de vacaciones a Irlanda,.
Desconozco el  porqué, pero ella siempre había adorado esa ciudad. Así que quise darle una sorpresa, pero el sorprendido fui yo. Cuando vi su cara sabía que algo no iba bien, pero nunca pude prepararme para sus palabras:
Aiden, sabes que te quiero. Pero no puedes ser feliz con media persona. No puedo ver cómo te arrastro conmigo al precipicio. Eres un luchador y vas a llegar muy lejos, pero solo si te dejo ir. Me gustaría que quererte fuese suficiente, pero no lo es. Necesitas a alguien mejor que yo. Sé que estás enamorado de mi parte buena, pero no siempre puedo ser esa chica… No entendía que no tenía ninguna parte, solo estaba enferma. Pero aunque así fuese, yo estaría enamorado de ambas.
 Va a sonarte a frase tópica y sabes que odio los clichés pero en este caso es cierto. Realmente pienso que eres el amor de mi vida. Sé que eres tú, pero ahora no es el momento. Mañana me voy del campus y no voy a volver a contactarte. Por favor, conviértete en el gran Publicista que sé que estas destinado a ser. Pero sobre todo sé feliz. dijo esto y  tras darme un beso en la mejilla, desapareció de mi vida. Intenté ponerme en contacto con ella, pero se había esfumado.  Después de un  tiempo  en el que mi   mejor  compañero  fue  el  whisky,  salí adelante y a los 27 ya trabajaba en Publicis como director creativo.
Soy consciente de que no tengo una mala vida y me encanta mi trabajo, pero aún hay noches en las que me permito viajar al pasado y la recuerdo. En todos estos años no he sido un virgen, pero ninguna chica ha sido capaz de darme lo que ella me daba. Al menos espero que este donde este, se encuentre bien y que sea feliz.

Elena:

Jueves 21 de octubre de 2010:
Querido diario, hoy he vuelto a perderme en mis pensamientos. He dejado que los recuerdos me alejasen del presente y el tiempo ya ha demostrado que nunca sale nada bueno cuando me quedo a solas con mi mente.
De nuevo, me he mirado al espejo con la esperanza de que esta mañana el reflejo me mostrase algo diferente. Pero solo he visto los mismos ojos marrones con demasiadas ojeras y la cara alargada cubierta por una melena castaña ondulada.
El espejo ha vuelto a enseñarme a esa chica, que tanto conozco y que tantas veces me gustaría olvidar.
Cualquiera diría que a los 20 años podría haber madurado, pero aún me persiguen los mismos fantasmas y empiezo a temer que no vayan a desaparecer. Son como mi sombra, a veces se oculta si el sol no se esfuerza en sacarla de su escondite, pero siempre está ahí.
Me he dado cuenta de que las cosas no van a cambiar.

Martes 15 de febrero de 2011:
Hoy nos han dado las notas, como siempre mis calificaciones no se alejan del notable, aunque no puedo sentirme orgullosa por ello. Si somos sinceros los dos sabemos que no ha requerido mucho esfuerzo.
Lo más notable del día ha sido que he acabado el libro que te mencioné ayer.
Ya sé que te cuento esto casi todos los días, pero la historia de anoche era realmente perfecta, parecía real y mientras me perdía en las páginas mi mundo parecía distinto. Se ambientaba en Irlanda, pero estoy segura de que eso ya lo has imaginado, como me gustaría poder pisar de verdad todos esos lugares.

Domingo 29 de Mayo de 2011:
Esta tarde he abierto el baúl de los recuerdos y he sacado mis álbumes de fotos, cualquiera diría que la niña rubita de la sonrisa perfecta soy yo. Aunque lo que más me ha sorprendido ha sido no poder recordar la cara de mi padre, ya sabes que le eliminé de todas las fotos, pero nunca pensé que olvidaría su rostro. Ahora es como si nunca hubiese existido.
También he visto a mi madre. Ya sabes que siempre he pensado que era preciosa, parecía tan feliz… Como puede engañarnos una imagen.
Ver su sonrisa me ha hecho desear crear buenos recuerdos. Hoy Aiden me ha pedido salir oficialmente y creo que voy a decirle que sí, puede que esta sea la mejor decisión que he tomado o el mayor error de mi vida. Supongo que ya te lo contaré.

Depresión, la palabra fue como un jarro de agua fría para mí. No tenía depresión, el psicólogo estaba equivocado. Era verdad que a veces estaba triste y que a pesar de lo que me decía mi familia o mi novio sabía que estaba gorda y que era fea. Pero ¿depresión?,  yo no estaba deprimida solo era realista y además todo el mundo tiene derecho a estar algo de bajón de vez en cuando. ¿Qué importaba si últimamente no quería salir de la cama? Sólo era un periodo de descanso.
Aún recuerdo como si fuese ayer el día que mi madre me obligó a ir a terapia. La odié en ese momento pero no estaría donde estoy si no hubiese reconocido mis problemas. Hoy en día me he dado cuenta de que cada persona es como es y que no merece la pena amargarse por no poder ser otra persona.
Cuando estaba en la universidad tenía muchos problemas. Como muchas adolescentes tenía una mala relación con mi madre y aunque no lo reconociese, me encontraba en periodo de duelo por el abandono de mi padre. Aunque no podía recordarlo el temor a la pérdida me consumía, intenté ser perfecta para que no pudiesen dejarme, pero nadie es perfecto. Cuando me di cuenta de que ser perfecta no era una opción, decidí al menos no ser una  decepción. Y no puedes decepcionar a quien no espera nada de ti. No me daba cuenta de que me estaba decepcionando a mí misma.
No me enorgullezco de esos años de mi vida. Pero no los cambiaría porque el dolor me ayudó a convertirme en una persona más fuerte. Además, en esa época conocí a una de las personas más importantes de mi vida: mi ex novio Aiden.
Todavía recuerdo la primera vez que le vi tras chocar con él y como  no pude evitar fijarme en sus ojos marrones y en su pelo rubio despeinado. Decepcionarle a él ha sido uno de los golpes más duros de mi vida. Pero no estaba preparada para quererle como merecía, no podía tener una relación “sana” hasta que no fuese capaz de quererme a mí misma. Sin embargo ahora puedo hacerlo, así que espero que no sea demasiado tarde.
Publicis, Avda Diagonal, 579 -2 planta, Barcelona. En esas pocas palabras se encontraba mi futuro. Era una tarde de invierno y me paré en la puerta de la agencia hasta que le vi salir. Se veía mucho más mayor y el traje le daba un aire de responsable, aunque yo reconocería ese cabello rubio en cualquier lugar.
Cuando se movió forcé mi camino para que chocáramos. Y antes de que se diese cuenta de quién era solté:
 Deberías mirar por donde vas Espere una respuesta, sin embargo él no respondió nada. Empecé a pensar que era una idiota y que no me recordaba pero ya no podía dar marcha atrás así que susurré:
Hola Aiden, ha pasado mucho tiempo de repente me vi empujada a sus brazos.
¿Elena? No me lo puedo creer. ¿Qué haces por aquí? Ha pasado mucho tiempo Me arme de valor para mirarlo y solté el aire que no sabía que había estado conteniendo antes de responder:
 Una vez te dije que eras tú pero no era el momento adecuado, ahora sí que lo es. Sé que no me conoces y que ha pasado demasiado tiempo. Ni siquiera sé si estás con alguien, pero tenía que verte de nuevo e intentarlo. Sabes que tengo los pies en la tierra y nunca te pediría que lo retomemos donde lo dejamos. Pero he comenzado a trabajar en la clínica veterinaria de la esquina y me preguntaba si tal vez, podríamos ir a tomar un café alguna vez…

Aiden:

Estoy volando a Irlanda y de la mano llevó a conmigo a la  chica de mi vida. Sé que Elena no es perfecta, está un poco loca y es algo celosa. También me pone de los nervios y me reta constantemente, pero sé que las discusiones con ella siempre me roban una sonrisa al final. Y no me importa discutir siempre y cuando todas las batallas finalicen con un beso.  Han pasado años desde la última vez que la vi, pero en estos últimos seis meses he sido capaz de despertar a mi niño interior. Y aunque mi trabajo sigue siendo importante, ya no es mi prioridad. Creo que la necesitaba a ella para darme cuenta de las cosas. Sé que aunque esta curada alguna vez se sentirá insegura, sin embargo yo no soy su padre, y no voy a abandonarla.  Porque sí, es una cabezota. Pero es por eso y por mucho más por lo que me parece jodidamente perfecta.