Aiden:
Si tuviera que
definirla en una palabra, sería cabezota. Elena era la persona más
cabezota que habitaba en el planeta aunque también he de decir que era la chica de la
que estaba locamente enamorado.
La había conocido en el primer año de universidad y desde
que la vi por los pasillos con la mirada perdida y su camiseta de los Rolling
Stones, sabía que sería la única. Bueno, puede que esto no sea del todo cierto y me esté tomando cierta libertad creativa para hacer que nuestra historia
suene mejor...
Esta vez voy con la verdad. Sí, es cierto que la vi en el
pasillo y que usaba una camiseta de los Rolling Stones, pero no me habría
fijado en ella si no hubiese chocado contra mí. Nunca olvidaré sus primeras palabras:
—Deberías mirar por donde vas— En ese instante me eche a reír, ella chocaba conmigo pero sin embargo la culpa mía. No podía creerlo pero le seguí el juego y respondí:
—Tienes toda la razón, creo que debería acompañarte a tu próxima clase para evitar que algún otro despistado choque contra ti— Y ahí comenzó todo.
—Deberías mirar por donde vas— En ese instante me eche a reír, ella chocaba conmigo pero sin embargo la culpa mía. No podía creerlo pero le seguí el juego y respondí:
—Tienes toda la razón, creo que debería acompañarte a tu próxima clase para evitar que algún otro despistado choque contra ti— Y ahí comenzó todo.
Tuvimos muchas discusiones. Después de todo ya os he dicho
que era una cabezota, para Elena sólo existía una manera de hacer las cosas y
esa era la suya. Era una científica hasta la médula y se encontraba en
proceso de veterinaria. Sin embargo, yo me había graduado en comunicación
audiovisual y ahora estudiaba Publicidad. Así que sabía utilizar programas de
edición como Photoshop o Premier y reconocía que eran muy útiles para la edición. Pero ella se empeñaba en decir que podía lograrse lo mismo a través de
programas como Photoscape. Con el tiempo
descubrí que el remedio más eficaz para acabar con una discusión era darle un
beso y evitar mencionar cualquier programa que se alejase de aquellos de uso
básico para cualquier estudiante, es decir
Word, Excell o Power Point. Nunca se lo diré a ella, pero prefería Prezi
a Power Point para las presentaciones. Alejándome de este
defecto suyo, Elena era
una persona especial que me despistaba. Sabía que
era muy inteligente y perspicaz. Sin embargo siempre era la última en pillar
todos los chistes. También era una
persona muy responsable y puntual, para todo menos para los trabajos, que
realizaba a altas horas de la madrugada, según ella, trabajaba bien bajo
presión.
También era una persona creativa y detallista. Por eso puedo
aseguraros que las citas nunca me parecieron nada especial hasta que la conocí
a ella.
¿Parece que todo es perfecto verdad?, eso pensé yo también. Pero Elena era mucho más complicada de lo que yo creía. Decía que estaba dañada
y no importaba lo que yo le dijese, no podía ver lo que yo veía cuando la
miraba. Estaba cegada por la versión de sí misma que ella se había imaginado y no sabía cómo ayudarla.
Era la chica de mi vida, sabía eso. Como también era capaz
de sentir que me quería tanto como yo a ella. Durante los 4 años que duró
nuestra carrera pude conocer todas sus versiones y cuando estaba bien, todo
era perfecto. Pero con el tiempo estar bien fue convirtiéndose en algo
pasajero.
Aún recuerdo la última vez que la vi, nos habíamos graduado y la iba a llevar de vacaciones a Irlanda,.
Desconozco el porqué, pero ella siempre había adorado esa ciudad. Así que quise darle una sorpresa, pero el sorprendido fui yo. Cuando vi su cara sabía que algo no iba bien, pero nunca pude prepararme para sus palabras:
—Aiden, sabes que te quiero. Pero no puedes ser feliz con media persona. No puedo ver cómo te arrastro conmigo al precipicio. Eres un luchador y vas a llegar muy lejos, pero solo si te dejo ir. Me gustaría que quererte fuese suficiente, pero no lo es. Necesitas a alguien mejor que yo. Sé que estás enamorado de mi parte buena, pero no siempre puedo ser esa chica…— No entendía que no tenía ninguna parte, solo estaba enferma. Pero aunque así fuese, yo estaría enamorado de ambas.
—Va a sonarte a frase tópica y sabes que odio los clichés pero en este caso es cierto. Realmente pienso que eres el amor de mi vida. Sé que eres tú, pero ahora no es el momento. Mañana me voy del campus y no voy a volver a contactarte. Por favor, conviértete en el gran Publicista que sé que estas destinado a ser. Pero sobre todo sé feliz.— dijo esto y tras darme un beso en la mejilla, desapareció de mi vida. Intenté ponerme en contacto con ella, pero se había esfumado. Después de un tiempo en el que mi mejor compañero fue el whisky, salí adelante y a los 27 ya trabajaba en Publicis como director creativo.
Desconozco el porqué, pero ella siempre había adorado esa ciudad. Así que quise darle una sorpresa, pero el sorprendido fui yo. Cuando vi su cara sabía que algo no iba bien, pero nunca pude prepararme para sus palabras:
—Aiden, sabes que te quiero. Pero no puedes ser feliz con media persona. No puedo ver cómo te arrastro conmigo al precipicio. Eres un luchador y vas a llegar muy lejos, pero solo si te dejo ir. Me gustaría que quererte fuese suficiente, pero no lo es. Necesitas a alguien mejor que yo. Sé que estás enamorado de mi parte buena, pero no siempre puedo ser esa chica…— No entendía que no tenía ninguna parte, solo estaba enferma. Pero aunque así fuese, yo estaría enamorado de ambas.
—Va a sonarte a frase tópica y sabes que odio los clichés pero en este caso es cierto. Realmente pienso que eres el amor de mi vida. Sé que eres tú, pero ahora no es el momento. Mañana me voy del campus y no voy a volver a contactarte. Por favor, conviértete en el gran Publicista que sé que estas destinado a ser. Pero sobre todo sé feliz.— dijo esto y tras darme un beso en la mejilla, desapareció de mi vida. Intenté ponerme en contacto con ella, pero se había esfumado. Después de un tiempo en el que mi mejor compañero fue el whisky, salí adelante y a los 27 ya trabajaba en Publicis como director creativo.
Soy consciente de que no tengo una mala vida y me encanta mi trabajo, pero
aún hay noches en las que me permito viajar al pasado y la recuerdo. En todos
estos años no he sido un virgen, pero ninguna chica ha sido capaz de darme lo
que ella me daba. Al menos espero que este donde este, se encuentre bien y que sea feliz.
Elena:
Jueves 21 de
octubre de 2010:
Querido
diario, hoy he vuelto a perderme en mis pensamientos. He dejado que los
recuerdos me alejasen del presente y el tiempo ya ha demostrado que nunca sale
nada bueno cuando me quedo a solas con mi mente.
De nuevo, me
he mirado al espejo con la esperanza de que esta mañana el reflejo me mostrase
algo diferente. Pero solo he visto los mismos ojos marrones con demasiadas
ojeras y la cara alargada cubierta por una melena castaña ondulada.
El espejo ha
vuelto a enseñarme a esa chica, que tanto conozco y que tantas veces me
gustaría olvidar.
Cualquiera
diría que a los 20 años podría haber madurado, pero aún me persiguen los mismos
fantasmas y empiezo a temer que no vayan a desaparecer. Son como mi sombra, a
veces se oculta si el sol no se esfuerza en sacarla de su escondite, pero
siempre está ahí.
Me he dado
cuenta de que las cosas no van a cambiar.
Martes 15 de febrero de 2011:
Hoy nos han
dado las notas, como siempre mis calificaciones no se alejan del notable,
aunque no puedo sentirme orgullosa por ello. Si somos sinceros los dos sabemos
que no ha requerido mucho esfuerzo.
Lo más notable
del día ha sido que he acabado el libro que te mencioné ayer.
Ya sé que te
cuento esto casi todos los días, pero la historia de anoche era realmente
perfecta, parecía real y mientras me perdía en las páginas mi mundo parecía
distinto. Se ambientaba en Irlanda, pero estoy segura de que eso ya lo has imaginado,
como me gustaría poder pisar de verdad todos esos lugares.
Domingo 29 de Mayo de 2011:
Esta tarde he
abierto el baúl de los recuerdos y he sacado mis álbumes de fotos, cualquiera
diría que la niña rubita de la sonrisa perfecta soy yo. Aunque lo que más me ha
sorprendido ha sido no poder recordar la cara de mi padre, ya sabes que le
eliminé de todas las fotos, pero nunca pensé que olvidaría su rostro. Ahora es
como si nunca hubiese existido.
También he
visto a mi madre. Ya sabes que siempre he pensado que era preciosa, parecía tan
feliz… Como puede engañarnos una imagen.
Ver su sonrisa me ha hecho desear crear buenos recuerdos. Hoy Aiden me ha
pedido salir oficialmente y creo que voy a decirle que sí, puede que esta sea la
mejor decisión que he tomado o el mayor error de mi vida. Supongo que ya
te lo contaré.
Depresión, la palabra fue como un jarro de agua fría para
mí. No tenía depresión, el psicólogo estaba equivocado. Era verdad que a veces
estaba triste y que a pesar de lo que me decía mi familia o mi novio sabía
que estaba gorda y que era fea. Pero ¿depresión?, yo no estaba deprimida solo era realista y además
todo el mundo tiene derecho a estar algo de bajón de vez en cuando. ¿Qué
importaba si últimamente no quería salir de la cama? Sólo era un periodo de
descanso.
Aún recuerdo como si fuese ayer el día que mi madre me
obligó a ir a terapia. La odié en ese momento pero no estaría donde estoy si
no hubiese reconocido mis problemas. Hoy en día me he dado cuenta de que cada
persona es como es y que no merece la pena amargarse por no poder ser otra
persona.
Cuando estaba en la universidad tenía muchos problemas. Como
muchas adolescentes tenía una mala relación con mi madre y aunque no lo
reconociese, me encontraba en periodo de duelo por el abandono de mi padre. Aunque
no podía recordarlo el temor a la pérdida me consumía, intenté ser perfecta
para que no pudiesen dejarme, pero nadie es perfecto. Cuando me di cuenta de que ser perfecta no era una
opción, decidí al menos no ser una decepción. Y no puedes decepcionar a quien no espera nada de ti. No me daba cuenta de que
me estaba decepcionando a mí misma.
No me enorgullezco de esos años de mi vida. Pero no los
cambiaría porque el dolor me ayudó a convertirme en una persona más fuerte.
Además, en esa época conocí a una de las personas más importantes de mi vida: mi ex novio Aiden.
Todavía recuerdo
la primera vez que le vi tras chocar con él y como no pude evitar fijarme en sus
ojos marrones y en su pelo rubio despeinado. Decepcionarle a él ha sido
uno de los golpes más duros de mi vida. Pero no estaba preparada para quererle
como merecía, no podía tener una relación “sana” hasta que no fuese capaz de
quererme a mí misma. Sin embargo ahora puedo hacerlo, así que espero que no sea
demasiado tarde.
Publicis, Avda
Diagonal, 579 -2 planta, Barcelona. En esas pocas palabras se encontraba mi
futuro. Era una tarde de invierno y me paré en la puerta de la agencia hasta
que le vi salir. Se veía mucho más mayor y el traje le daba un aire de
responsable, aunque yo reconocería ese cabello rubio en cualquier lugar.
Cuando se movió forcé mi camino para que chocáramos. Y antes de que se diese cuenta de quién era solté:
— Deberías mirar por donde vas— Espere una respuesta, sin embargo él no respondió nada. Empecé a pensar que era una idiota y que no me recordaba pero ya no podía dar marcha atrás así que susurré:
—Hola Aiden, ha pasado mucho tiempo— de repente me vi empujada a sus brazos.
—¿Elena? No me lo puedo creer. ¿Qué haces por aquí? Ha pasado mucho tiempo— Me arme de valor para mirarlo y solté el aire que no sabía que había estado conteniendo antes de responder:
—Una vez te dije que eras tú pero no era el momento adecuado, ahora sí que lo es. Sé que no me conoces y que ha pasado demasiado tiempo. Ni siquiera sé si estás con alguien, pero tenía que verte de nuevo e intentarlo. Sabes que tengo los pies en la tierra y nunca te pediría que lo retomemos donde lo dejamos. Pero he comenzado a trabajar en la clínica veterinaria de la esquina y me preguntaba si tal vez, podríamos ir a tomar un café alguna vez…—
— Deberías mirar por donde vas— Espere una respuesta, sin embargo él no respondió nada. Empecé a pensar que era una idiota y que no me recordaba pero ya no podía dar marcha atrás así que susurré:
—Hola Aiden, ha pasado mucho tiempo— de repente me vi empujada a sus brazos.
—¿Elena? No me lo puedo creer. ¿Qué haces por aquí? Ha pasado mucho tiempo— Me arme de valor para mirarlo y solté el aire que no sabía que había estado conteniendo antes de responder:
—Una vez te dije que eras tú pero no era el momento adecuado, ahora sí que lo es. Sé que no me conoces y que ha pasado demasiado tiempo. Ni siquiera sé si estás con alguien, pero tenía que verte de nuevo e intentarlo. Sabes que tengo los pies en la tierra y nunca te pediría que lo retomemos donde lo dejamos. Pero he comenzado a trabajar en la clínica veterinaria de la esquina y me preguntaba si tal vez, podríamos ir a tomar un café alguna vez…—
Aiden:
Estoy volando a
Irlanda y de la mano llevó a conmigo a la chica de mi vida. Sé que Elena no es perfecta,
está un poco loca y es algo celosa. También me pone de los nervios y me reta
constantemente, pero sé que las discusiones con ella siempre me roban una
sonrisa al final. Y no me importa discutir siempre y cuando todas las batallas
finalicen con un beso. Han pasado
años desde la última vez que la vi, pero en estos últimos seis meses he sido
capaz de despertar a mi niño interior. Y aunque mi trabajo sigue siendo importante,
ya no es mi prioridad. Creo que la necesitaba a ella para darme cuenta de las
cosas. Sé que aunque esta curada alguna vez se sentirá insegura, sin embargo yo no
soy su padre, y no voy a abandonarla. Porque sí, es una cabezota. Pero es por
eso y por mucho más por lo que me parece jodidamente perfecta.
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