He vuelto, a las mismas calles,
al bullicio, y ya no se parecen en nada. Tengo la certeza de que nada ha
cambiado así que debo de ser yo. Ya no siento la alegría, mi mirada no se
dirige a los escaparates y mis pasos no revotan con ilusión. No busco
exposiciones, ni invento vidas para los desconocidos en el metro. No, hace
tiempo que ya no. ¿En qué momento me dejé atrás? ¿Puedo echarte la culpa? Sería
más fácil que reconocer la verdad: que soy la única causante de esto. Yo
provoqué el vacío en el que se ha convertido mi vida, ignorando las señales en
rojo y avanzando aún sabiendo que hay líneas que una vez cruzas, no te permiten
volver.
Así que mismo lugar, diferente persona. La chica que una vez
conociste desapareció.