25 oct 2015

Segunda opción

Siempre fue fácil, como una transacción, todo negocios. Cuando estaban juntos la ropa sobraba y las caricias se imponían.
Siempre fue sencillo, después de todo sabía que, al final de día, no la elegiría a ella.
Nunca se paró a pensar, los sentimientos no estuvieron en juego, jamás le exigió algo que no estuviese dispuesto a darle. Durante demasiado tiempo se conformó con momentos robados, instantes fugaces de recuerdos eternos, cariño efímero, placer carnal en el que los impulsos tomaban el control, juegos de poder sin vencedores, miradas de fuego, sábanas calientes durante horas contadas,  clímax instantáneos que se evaporaban cuando finalizaba el roce de la piel.
Eran deseos escondidos, amaneceres solitarios, secretos sucios en una habitación de hotel. Siempre fue fácil, sencillo, crear universos presos tras la pared. El problema surgió aquella mañana, cuando, en la soledad de aquella cama ya fría de pasión, no necesitó una promesa, tan solo ser su primera opción.